Los comportamientos culturales son máscaras de la experiencia |
Las máscaras de la experiencia que portan cada uno de los individuos en sociedad caracterizan sus acciones, sentimientos y actitudes. Cada rasgo que portamos nos fue otorgado por la cultura en la que vivimos. Pensamos según los hábitos culturales que nos fueron inculcados, pensamos de acuerdo a la influencia de las experiencias a nuestro alrededor. Somos como los errantes de la tumba de Antígona:
"Llevamos allí y allá, donde fuera, algo que solamente tiene el que permanece cerca de la raíz (...) yo sabía que al entrar a esa ciudad nunca nos darían la llave de nuestra casa, por que no venimos a pedir sino a dar" :(Zambrano, 1967)
Llevamos allí y allá lo que solo poseemos de raíz: nuestra cultura. Determinados no por actitudes sino por perspectivas culturales, desde la ventana de la casa cultural de Hofstade (1991). Nuestras perspectivas cambian según el ángulo de nuestra ventana. Las señas de nuestra identidad cultural se modifican debido al propio origen de la raíz: la experiencia. Nuestros comportamientos culturales son máscaras de la experiencia. Los posibles cambios en nuestras máscaras y nuestras ramas son debido a la influencia de un contexto, a la necesidad y a la supervivencia social. El obstáculo y el cambio está en la mente del individuo que decide, tal y como si de una historia mágica se tratase, que máscara le mostrara al mundo.
Lo que llevamos aquí y allá representa la adaptación a la ciudad de la Antígona. La asimilación nos hace pintar la máscara sin romperla. La máscara es inquebrantable pues se encuentra unida a nuestra alma: la tendencia cultural puede cambiar pero la raíz nunca modificarse. Se contribuye a evitar el conflicto. Mismo conflicto que Tuts (2005) estudia a profundidad: los comportamientos culturales son adaptables por el entorno de la experiencia.
Desde un punto de vista antropológico Tuts (2005) refiere a los contextos y parámetros culturales que condicionan los comportamientos. Este tipo de condición es el que nos permite mostrar actitudes influenciadas culturalmente. Pero es posible movilizarnos mediante un cambio educativo, algo semejante al análisis que realiza Gladwell (2010): el contexto escolar modela las tendencias culturales.
Es en el conflicto y diversidad cultural que la imaginación y adaptación del individuo demuestra la posibilidad de cambio. Mantenemos nuestras raíces culturales pero podemos adaptar nuestras tendencias. ¿Qué tendencia sino la que es actuación para adaptación?. La propia educación es uno de los tantos agentes culturales y,justamente a través de ella, podemos adaptarnos.
Nuestras pautas culturales, nuestras programaciones y nuestras prioridades se conducen mediante las propias pautas educativas, Tuts (2005) propone el tipo de cambio educativo hacia un cambio de vivencias donde las tendencias son posiblemente modificables. El cambio educativo para poder generar dicho cambio de tendencia cultural debe afrontar el hecho de la educación como un encuentro con la cultura (sea la propia o ajena). Dicho encuentro no debe ponerse por encima de los valores culturales propios y a través de ese respeto es que será posible modificar ciertas tendencias de comportamiento.
Pero a su vez dicha modificación de la tendencia de comportamiento cultural debe tomar en cuenta no solo las vivencias y experiencias propias de los individuos dentro de su cultura de origen sino las necesidades que cubrirían los posibles cambios de comportamiento. El acto educativo para la modificación de tendencias debe tener un objetivo que sea el apoyo para cumplir dicha necesidad. En Gladwell(2010) la necesidad era económica y social. En la ciudad de Antígona la necesidad es meramente social y de supervivencia.
Al ser el proceso educativo un proceso de construcción la modificación de las tendencias de comportamiento debera realizarse con la integración y reflexión de la experiencia del individuo, quien, además de estar motivado por la necesidad,encontrará que sus actitudes pueden extenderse hacia la diversidad. La raíz cultural le otorga identidad pero no es una determinante para sus tendencias de comportamiento que estaran adaptadas al medio: la construcción mental que ofrece el acto educativo nos permite entrar a la envergadura de las transformaciones. No se niega identidad, se modifica tendencia según la vivencia. La identidad cultural permanece sobre el acto educativo pero las experiencias modifican el actuar.
Deseamos concluir con la idea de que es el entorno el que influye nuestras tendencias de comportamiento y nuestras pautas,por lo tanto el cambio experencial y de vivencias hace posible generar acciones educativas para el cambio.Pero que nuestras raíces culturales se mantendran como feedback de nuestro ser cultural, de quienes somos y quienes seremos: la máscara personificada por la experiencia.
Referencias bibliográficas
GLADWELL, Malcolm (2010). Fueras de Serie. Ed. Taurus. México
HOFSTADE, G. (1991). Cultures and Organizations: Software of the Mind. Mc-Graw Hill. New York
HUNTINGTON,S (1997). El choque de las civilizaciones.Paídos, Madrid
TUTS,M (2005). Deconstruir para construir: aprender para enseñar. Actitudes y conductas en la enseñanza de español a personas inmigrantes. Revista Electrónica Internacional: Glosas Didácticas. Consultado en: http://www.um.es/glosasdidacticas/GD15/gd15-02.pdf
ZAMBRANO, M (1989). La tumba de Antígona. Mondadori. Madrid
Equipo: Los Pumitas
Alanis Tamez Paola Florencia
Centeno Soberanes Susana
Hernández Valdovinos Martha
Ortega Méndez Jonathan Alejandro
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