La naturaleza, el símbolo y el totem como ejes de la enculturación
La cultura maorí, al igual que otras culturas, posee elementos naturales, símbolos y manifestaciones totémicas que incluyen las creencias, conocimiento, arte, moral, costumbres, hábitos y habilidades que adquiere el ser humano al ser miembro de una sociedad, esto permite caracterizarla y la diferenciarla de otras culturas.
Los símbolos que la caracterizan son: la Danza Haka que representa la lucha, la guerra y la intimidación; los cantos rituales como expresión de la unión; los decorados corporales como el vestuario o los tatuajes y el diente de ballena que manifiesta el advenimiento del líder; así como diferentes formas de arte, como el tallado de la madera en canoas y templos.
El tótem de la cultura maorí es la ballena representada en la Waka taua o canoa de guerra fabricada en madera, tallada a mano, ornamentada con plumas y con una figura en la proa, que representa la solidaridad, la unión y la fortaleza grupal. Con respecto a los elementos naturales, afirmamos que no existen por sí mismos, sino que se encuentran dotados por una profunda significación. El océano es un elemento natural, pero desde el momento en el cual la cultura maorí lo dota de significado deja de ser algo natural para convertirse en un elemento cultural.
Ahora bien, podemos decir que lo natural, lo simbólico y lo totémico se encuentran fuertemente articulados, en un encadenamiento dependiente: el eje natural existe porque esa cultura lo ha designado con una palabra, que es lenguaje y el lenguaje es símbolo, por lo tanto, la naturaleza está incrustada en la simbolización;el eje de los símbolos adquieren su representación en relación con la naturaleza; debido a esto, el tótem es el ejemplo más evidente donde se imbrica lo natural con lo simbólico.
Todos estos elementos (el océano que representa la naturaleza; la danza Haka que representa lo simbólico; la ballena que manifiesta lo totémico, etc.) son los cimientos que sostienen a la cultura maorí; vale decir, son los elementos primordiales que la caracterizan, que la dotan de identidad y que los mantiene unidos. A través de ellos, la cultura maorí se edificó, se sostiene y se perpetuara.
Toda la escenificación ritual es un proceso de enculturación, dado que transmite la cultura a las generaciones jóvenes, incluso a los que no han nacido y vienen en camino. Permite que los niños interioricen su tradición cultural, trata de remembrar lo que fueron, enaltecer lo que son y vislumbrar lo que serán, mantiene la unión y enlaza las subjetividades a partir de significados compartidos.
En suma: el ritual, que articula lo natural, lo simbólico y lo totémico, es la herencia cultural que los identifica y mantiene unidos; por lo tanto, es muy importante que todos estos elementos sean trasmitidos de una generación a otra, que sean recordados y enseñados por adultos y aprendidos por los niños. Lo natural, lo simbólico y lo totémico, como rasgos esenciales de una cultura, establecen un vínculo con la enculturación: esos aspectos deben ser transmitidos.
La enculturación, como un punto de encuentro y aprendizaje basado en la convivencia entre sujetos de generaciones diferentes, es la condición de existencia y de permanencia de cualquier cultura.
Bibliografía:
KOTTAK, Conrad P.Antropología cultural. España, editorial Mc. Graw-Hill, 2006, pp.60-65
Equipo Miau-miau:
González Osorio Pamela
Martínez Estevez Nayelli Yomalli
Ortiz Cruz Cristian Uriel
Peña Barrera Itzel
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